Los estados son responsables de brindar protección social a sus ciudadanos, y en un contexto migratorio, son los países de destino los principales responsables. Sin embargo, las limitaciones en la cobertura y el acceso de las personas migrantes han dado lugar a un sinfín de medidas informales, incluidas las proporcionadas por comunidades transnacionales y diásporas que mantienen a sus familias y comunidades a través de redes personales, otorgando acceso a atención médica, educación, jubilación y seguridad social.
Los sistemas de protección social, que comprenden un conjunto de políticas y programas públicos y privados destinados a prevenir, reducir y eliminar las vulnerabilidades económicas y sociales a la pobreza, la privación y la exclusión social, son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ayudar a las personas y familias a hacer frente a las crisis, búsqueda de empleo, inversión en salud y educación, y apoyo a los adultos mayores. Esta publicación explora cómo los líderes y las organizaciones de la diáspora contribuyen a las medidas informales de protección social en ámbitos como el desempleo, las pensiones, las prestaciones familiares, los recursos mínimos y los beneficios de salud.
Las políticas y los sistemas de protección social eficaces son la piedra angular de las sociedades prósperas. Desempeñan un papel decisivo en la aceleración de un crecimiento integrador y la reducción de las desigualdades. Desde garantizar el acceso a la educación y a la atención médica hasta la recuperación tras las crisis, la seguridad social es una necesidad para las comunidades en movimiento. En colaboración con iDiaspora, nos complace presentar este número especial que explora cómo las diásporas están en la primera línea de la protección social y están redefiniendo las perspectivas tradicionales del desarrollo y el espíritu humanitario en sus comunidades y más allá.
Nuestros lectores tienen la oportunidad de escuchar diversas voces y ejemplos de prestación informal de protección social en toda la comunidad global. Nos reunimos con la diáspora filipina en la primera línea de la pandemia y con los campeones anónimos de la promoción de la protección social para hacer frente a los desastres inducidos por el cambio climático. Además, obtenemos una mejor comprensión de las ventajas del activismo de la diáspora en Venezuela, el papel vital de las diásporas en la protección social en Camerún y las iniciativas de la diáspora joven para una protección social con perspectiva de género en contextos migratorios. Entablamos conversaciones sobre las perspectivas de los afrobelgas, las normas socioculturales contra las mujeres LBQ en Afganistán y la atención médica a las mujeres subsaharianas en Túnez.
También profundizamos en la acumulación de vulnerabilidades en un estudio de caso del tránsito migratorio por el Tapón del Darién y el empoderamiento de la diáspora a través de la solidaridad y la protección social transnacional en el caso del Centro Cultural Musulmán de Kerala.
Por último, a través de una lente económica, exploramos el impacto de las remesas en la protección social de las familias migrantes y el fomento de las vías de intercambio de capital social de la diáspora de Bangladés.
Agradecemos a nuestros autores por su trabajo, que informa y contribuye aún más a los cambios en las narrativas tradicionales de la protección social. Los ejemplos de protección social informal presentados en este número destacan el papel clave de los miembros de la diáspora en la prestación de salud y seguridad social a sus familias y comunidades. También permite conocer más sobre el papel predominante y la responsabilidad de los gobiernos de garantizar la protección social de los trabajadores migrantes y de sus propios ciudadanos. Es importante enfatizar que la seguridad social es un derecho humano fundamental firmemente arraigado en el derecho internacional, consagrado en muchos instrumentos de derecho laboral y de derechos humanos universalmente negociados y aceptados.
Nos gustaría agradecer a iDiaspora por otra colaboración enriquecedora y gratificante, y por la iniciativa y el compromiso inquebrantable del Equipo de la Diáspora en la Sede de la OIM en Ginebra. A nuestros lectores, gracias por tomarse el tiempo de leer nuestro último número. Esperamos que lo disfruten y que les inspire a apoyar y elevar las voces de los líderes de la diáspora en todo el mundo para obtener resultados mucho más favorables en materia de protección social en sus comunidades.